Suenan las campanillas. Relax… relax… Ángela Cienfuegos escucha a lo lejos el sonido del mar rompiendo contra las rocas mientras unos dedos ajenos presionan cada uno de los meridianos de su cuerpo. Se vincula a cada una de sus redes: la interior la seduce, la exterior le habla. Ángela libera sus músculos, realinea sus segmentos corporales abriendo cada vértice a su respiración acompasada. El mar sigue trotando al fondo…remonta hasta su antiguo origen… Ángela Cienfuegos casi toca el cielo… un árbol nuevo va creciendo en el fondo de su pecho... gérmen sabio de una dinastía oriental. Ángela ya no escucha las campanillas ni el rompeolas del mar... el sonido de una gaviota a lo lejos le hace volver de su somnoliento letargo.
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