domingo, 1 de julio de 2007

Embriona de huevo nace Ángela


Ángela Cienfuegos nació una noche en la que el cielo estaba enfadado. Negras nubes oscurecían la noche que ya era negra. Truenos y relámpagos confabulaban en un batallar insistente, atronador, voces que gemían desde muy lejos.

Ángela Cienfuegos nunca supo quiénes fueron sus padres. Embriona de un enorme huevo que pastó en el bosque de una densa arboleda de abedules ya nació peleando. Se movía como si bailara un vals al son de la tormenta. Sentía el frío, mucho frío. Ninguna mano estaba cerca de ella para, en ese caldo gordo donde sólo se puede parir a medias, la amparase. Un rayo alcanzó al huevo y lo partió. Ángela sonrió y dijo - ¡hola!, pero no había nadie para contestar.

3 comentarios:

Inés Infante dijo...

Me imagino a Ángela Cienfuegos bailando en la tormenta muerta de frío y comprendo que nada podrá con ella..

Bienvenida, poeta!

Inés Infante

María Peiró dijo...

La Cienfuegos se parece a una loba que calentara su sangre dándole mordiscos al fuego y amamanta biberones que guarda en la nevera, para cuando tengan hambre sus hermanos.

Bien hallada, Ángela, nada podrá contigo, ni siquiera la informática.

Juana Pérez

Mabel Valero dijo...

Ángela Cienfuegos nació una noche en la que el cielo estaba enfadado.


Pero seguró que luego sonrió al verla. HOLA desde este lado de la pantalla, bienvenida al mundo Ángela, a este batallar de espadas y lágrimas donde tu palabra será escudo. Besazo